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jueves, 23 de diciembre de 2010

La programación y el mundo de la noche

El otro día anda ojeando algunos blog sobre programación a través de Google Reader cuando me paré a leer una artículo sobre Tapestry. Una parte importante del proyecto en el que me encuentro trabajando ahora se está desarrollando con éste framework así que me paré a leer el post. Desgraciadamente sólo puedo leer y no opinar porque aunque estamos trabajando con Tapestry yo personalmente no he tenido la oportunidad de tocarlo.

El autor del post, Igor Drobiazko, criticaba la mala posición que Tapestry había optenido en una comparación de JVM Web Frameworks reciente por Matt Raibley y argumentaba cómo éste framework merecía mejor puntuación en diversos aspectos.

Cuál fue mi sorpresa cuando reconocí al primer comentarista del post. ¡Ay va! ¡Si yo he trabajado con este tío! Más sorpresa me llevé al leer el comentario donde empezaba diciendo que también se tendría que haber tenido en cuenta a ATG en la comparación. ¿A qué viene este comentario sobre ATG que nada tiene que ver con el post y qué hace este tío hablando de ATG? OK, el proyecto donde estoy y en el que coincidí con este individuo está basado principalmente en ATG pero él nunca llegó a trabajar con ATG. La respuesta creo que es simple: escribes un post y cometas algo sobre ATG y de esa forma tu nombre queda vinculado a este producto.

Esta persona de la que hablo no duró más de mes y medio en el proyecto ya que hubo que echarlo porque su productividad era prácticamente cero. Sin embargo, cuando llegó prometía mucho ya que se le llenaba la boca de tecnologías y presumía de conocer a mucha gente en esto del Java. Que si yo conozco al creador de tal framework, que si el creador de este otro es amigo mío... Eso sí, lo que es trabajar, cero. Cada vez que pasaba por delante de su monitor estaba conectado a LinkedIn o Twitter.

Me pongo a investigar al pájaro este y resulta que en su perfil de LinkedIn dice que todavía sigue trabajando en nuestro proyecto (dos meses y medio hace ya que lo echamos) como experto en seguridad y el que viene a decir que "nos ayuda" (algo así como asesora) cuando su perfil era el de programador raso. Entre miles de referencias en Google y el que el perla se ve que no escatima en tiempo a la hora de comentar blogs se puede leer como dice que tiene 18 años de experiencia (¿?¿?), conocimientos y experiencia en un sin fin de tecnologías, su propia fundación y miles de tontearías. Eso sí, su más de 500 conexiones en LinkedIn (otro que se piensa que LinkedIn es un Facebook) y otras tantas en Twitter.

Menudo personaje. Teniendo en cuenta lo que duró en nuestro proyecto, el rol que realizó y lo que él va describiendo por ahí que hizo (o está haciendo) me puedo imaginar cómo prácticamente nada de lo que se puede leer en su perfil de LinkedIn es cierto. Por cierto, echo de menos un botón "esto es mentira" en esta "red social".

A mí este personaje me recuerda a la gente del mundo del corazón. A esas personas que desean la fama y que no pudiéndola conseguir por sí solos se dedican a ir de sarao en sarao buscando a personajes famosos para relacionarse con ellos y conseguir fotos, relaciones, amistades y un sin fin de cosas. Con el tiempo algunos de estos personajes pueden ser confundidos con famosos.

En fin, cuidado con este tipo de personajes.